
Hemos ignorado aquella lucha incesante. Hemos seguido siendo un circulo indiferente. Hemos vuelto a ser la historia, librando nuestra propia batalla, recreando los tiempos de colores, navegando en la maquina del pasado, cuando se mezclaban nuestras soledades, cuando nos abrazábamos al filo de la medianoche bañados en soledad y entonces se detenía el tiempo y yo me acercaba mas a la ventana que dejaba un rastro de luz entre las cortinas y allí estaba de nuevo, esplendorosa, majestuosa, vencedora por siempre, vencedora absoluta de la batalla final, escoltada por el frío inexorable. Yo temblaba al verla, tan desnuda, tan real, no podía creer que estuviera mirando a la soledad ...