
El Fujimovil se fue alejando de mi vista como un carruaje de primavera, transportando a la reina Sofía, a lo lejos creí presagiar la calma y la tranquilidad del chino en el cautiverio de los conspicuos, navegando como un poeta de la historia de los sueños interminables. Alberto Fujimori estaría siempre allí, como un maestro dispuesto a enseñar el conocimiento a sus discípulos, a los que siempre vamos a estar poniendo las manos y la vida entera al fuego por el, porqué el nos enseño el camino y nos devolvió la esperanza, que ahora casi volvemos a perder sino fuera porque el chino todavía esta entre nosotros, encabezando esta nueva marcha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario